viernes, febrero 06, 2009

EL HABLADOR - NOMADE EN LA SELVA

La primera gran impresión por la que pasé durante el viaje fue ver una luciérnaga, tocarla y que sus ojos brillen fosforescentemente. La tocaba con el temor de que me pase una descarga eléctrica. Hasta me preparaba para reir en el caso sucediera.

Luego apareció un sapo, que como gato por su casa, pasó delante mío, y se comió mi pobre insecto... se quedó mirándome como quién dice " ¿no hay más?"

Durante esos dìas, tuve en mis manos un libro acorde al momento que vivía, titulaba El Hablador.
Yo dormía en cabañas de madera rústica. Leía por las mañanas, y durante los minutos previos a dormir.
La novela trataba de una antigua población de la selva, los Machiguengas, que poco a poco tenían que adentrarse más en la selva por la invación de los blancos (wiracochas)





Destacaba en ellos, la figura del HABLADOR. Era como un profesional de la oratoria en esos pueblos nómades. Las tribus vivían alejadas unas de otras y estos hombres las enlazaban, llevabando todas las anecdotas de una familia a otra, se alimentaba de nuevas cosas al oirles, porque también sabía escuchar.

El hablador, era contador de historias. Siempre recibido con comida, con mujeres, con alegría. Era como si el cine llegase. Todo se detenía y venían a escucharle, contaba todo por horas corridas, 6 , 10, 20 horas; contaba cada cosa que vivía y veía. Su llegada era un bendición. Cuando partía, todo era tristeza, pero sabían que él debía llegar a otras familias, a otras tribus y le preparaban cada uno de sus viajes. Viajaba siempre con un lorito en el hombro.

Divinificaban a todos aquello que nos otorgaba la naturaleza, el sol, la luna, el aire, el río, etc.





El hablador, también traía los últimos avances en medicina natural. Hojas de otras regiones, enguentos, brebajes. Curas para males. Era también una médico ambulante, cartero...


En una ocasión, uno de los indiecitos está en una entrevistas, en una oficina, y en eso, el blanco estornuda, los ojos se le ponen rojos y le sale moco verde por la nariz. El piensa, es el diablo. Y sale huyendo. Era la gripe no conocida por ellos. Y cuando es contagiado, y sufre las fiebre, alucionaciones y demás. Afirma todo con certezas.

Algo risible en una de sus historias; la luna era humano, pero le gustaba "follar" con cuanta mujer encontrase, así, los grandes pensadores decidieron engañarle con una premio: "serás nuestras luz" y te daremos a muchas hembras que alumbrarán como tú. Le dieron muchas luciérnagas hembras que nosotros vemos como estrellas. Por eso los luciérnagas machos, brillan, llamando a sus hembras.


Por otro lado, la narración nos presenta la dicotomía de:

a) habría que civilizar a todos esos indígenas, rompiendo sus costumbres, sus tradiciones, habla y legado. Imponerles la religión tan igual como nos la impusieron.



b)dejarlos aislados a merced del tiempo, como elementos exhibitivos. Darles derecho a su libertad.

Siempre habrá partidarios de uno y otro lado; y aunque para los tiempos actuales ellos han sido desarraigados de su estado natural. Queda en nosotros la imagen y pregunta del: ¿cómo habría sido vivir bajo ese estado, en contacto con la selva en sudamerica?.


En el tiempo, sólo quedan fotos, anécdotas, y sus tradiciones.