La primera mitad de nuestra vida nos la estropean nuestros padres;
la segunda nuestros hijos.
DARROW, Clarence S.
Hay algo especial con las primeras veces: los primeros besos, novios, salidas, viajes... igual encanto se da con los primeros sobrinos, esos directos. Hija del hermano (a). Me lo decían, lo ignoraba. Ahora lo siento, lo vivo.
Al teléfono:
- Hola tío Marco
- Hola, Nikolo (Nicol) (cumplió 5 años)
- No, yo no me llamo Nikolo
- A mí me gusta llamarte Nikolo
- Tío Marco, cuando vas a venir
- Estoy muy lejos
- Toma un taxi y ven
Me quedé con la sonrisa, con la facilidad de los deseos de infancia, con la complejidad de ser adultos. Su cumpleaños fue el 15 de Noviembre, y quise estar ahí. De Santiago, rumbo a Tacna.
- Iré para tu cumpleaño
- me traes regalos, ya?
- qué quieres?
- Pintauñas, pintalabios, aretes…
- te dejan pintarte en el colegio?
- No, sólo para la casa nomás.
Mujercita tenía que ser. En sus genes, en su ambiente de mujer, en el imitar a su madre. Son sus fantasías, sus sueños de ser como mamá. Se parece mucho a mi hermana, delgadita, con su mismo cabello, con sus mismas actitudes y acciones: cantar, bailar, hacer gimnasia… claro que también tener algo de mí.
- Ya sabes jugar ajedrez?
- No, nadie me enseña
- Dile a tu tía Judith, que como yo le enseñé a ella, ahora ella tiene que enseñarte a ti.
- jaja, tú le enseñaste tío?
Mi prima Judith tenía 9 cuando le enseñé a jugar el ajedrez, siempre sentí que debí enseñarle antes. Hay motivación cuando el ambiente es propicio. Cuando ves estudiar, estudias; cuando ves aprender, aprendes; cuando ves escribir, escribes. Uno se contagia del entorno, y uno contagia al entorno.
En Tacna:
- Tío, llegaste. No has crecido?
- Tú creciste
Cómo niña dueña del mundo, egoísta, me abraza, y me hace suyo ( mío, mío, mío ) por aquí, por allá y por más allá. Entrego los regalos, y se da cuenta de los muchos chocolates que tengo.
- Por qué trajiste tantos chocolates?
- son para tu fiesta.
- No, mejor para mi sola.
- mentira, son para mis novias.
- Tío COQUETO.
- Hola tío Marco
- Hola, Nikolo (Nicol) (cumplió 5 años)
- No, yo no me llamo Nikolo
- A mí me gusta llamarte Nikolo
- Tío Marco, cuando vas a venir
- Estoy muy lejos
- Toma un taxi y ven
Me quedé con la sonrisa, con la facilidad de los deseos de infancia, con la complejidad de ser adultos. Su cumpleaños fue el 15 de Noviembre, y quise estar ahí. De Santiago, rumbo a Tacna.
- Iré para tu cumpleaño
- me traes regalos, ya?
- qué quieres?
- Pintauñas, pintalabios, aretes…
- te dejan pintarte en el colegio?
- No, sólo para la casa nomás.
Mujercita tenía que ser. En sus genes, en su ambiente de mujer, en el imitar a su madre. Son sus fantasías, sus sueños de ser como mamá. Se parece mucho a mi hermana, delgadita, con su mismo cabello, con sus mismas actitudes y acciones: cantar, bailar, hacer gimnasia… claro que también tener algo de mí.
- Ya sabes jugar ajedrez?
- No, nadie me enseña
- Dile a tu tía Judith, que como yo le enseñé a ella, ahora ella tiene que enseñarte a ti.
- jaja, tú le enseñaste tío?
Mi prima Judith tenía 9 cuando le enseñé a jugar el ajedrez, siempre sentí que debí enseñarle antes. Hay motivación cuando el ambiente es propicio. Cuando ves estudiar, estudias; cuando ves aprender, aprendes; cuando ves escribir, escribes. Uno se contagia del entorno, y uno contagia al entorno.
En Tacna:
- Tío, llegaste. No has crecido?
- Tú creciste
Cómo niña dueña del mundo, egoísta, me abraza, y me hace suyo ( mío, mío, mío ) por aquí, por allá y por más allá. Entrego los regalos, y se da cuenta de los muchos chocolates que tengo.
- Por qué trajiste tantos chocolates?
- son para tu fiesta.
- No, mejor para mi sola.
- mentira, son para mis novias.
- Tío COQUETO.
La infancia tiene sus propias maneras de ver, pensar y sentir;
nada hay más insensato que pretender sustituirlas por las nuestras.
ROUSSEAU, Jean-Jacques
Y se va gritando por toda la casa, ¡mí tío es coqueto!; contando que los chocolates que traje son para mis novias.
Le gustó mucho el Súper 8 maní, más que cualquier otro de los chocolates que llevé. De hecho, fue la primera caja que se terminó.
- y tu esposa, y tus hijos?
- no tengo.
La veo abrir sus ojos exageradamente frente a mí, y sonreír mucho. Le pregunto:
- Por qué abres tanto los ojos?
- tú me dijiste que no me querías “china”
- que más te dije?. (recordé que eso le había dicho hace 1 año y medio)
- que si NO sonreía, me veía fea.
He llegado por fin a lo que quería ser de mayor: un niño.
HELLER, Joseph
Así se queda en mí, con sus acciones, sus ocurrencia, con mis deseos para ella, con el imaginarme niño en ella, con el saberme adulto. En ella, soy niño otra vez, incluso en sus penas.
- No te vayas tío.
