La vida de cada hombre
es un camino hacia sí mismo,
el ensayo de un camino,
el boceto de un sendero.
HESSE, Hermann
es un camino hacia sí mismo,
el ensayo de un camino,
el boceto de un sendero.
HESSE, Hermann
Estuve en Ovalle. Las motivaciones y espectativas no fueron las mismas de años atrás.
El ambiente de pueblo, se sentía y respiraba. Anhelaba comprar cosas propias de ese lugar. No compré nada, por esperar a más tarde, y realmente fue muy tarde cuando terminé mis labores.
Ya no había nadie por sus calles, sólo oscuridad, cansancio, y un auto listo para llevarnos de retorno. Por sus calles pequeñas intenté perderme mientras pude. No iba en plan de aventura, iba a trabajar :(
El comercio de fruta seca llamó mi atención desde niño, y mucho más desde que conocí a "JUANITO", un amigo de Ovalle que llegó al Hotel de mi papá, y que además , jugaba ajedrez. Siempre nos decía: "me los llevo de temporeros, a cosechar uva", ahí los quiero ver trabajando de verdad. Lo decía en tono de amenaza, de castigo. Por eso mismo, él prefería ser comerciante.
Yo, no tenía certezas. Hace 3 años, por noviembre, uno de mis amigos, aquí en Santiago, me pregunta:
-no sabes de un empleo
-vete a Ovalle, a sacar uvas
y se fue...
Secretamente, yo mismo anhelaba estar en esas labores. Nada como sentir la vida en tus manos, ese ámbito rural para poder contarlo. Estar en grupo y saber de las diversas motivaciones de la gente dedicada a esas faenas.
He sido un hombre que busca y aun lo sigo siendo,
pero ya no busco en las estrellas y en los libros,
sino en las enseñanzas de mi sangre.
HESSE, Hermann
Dos de mis amigos llegaron a esos lugares, en distito tiempo, con la misma motivación de la aventura. Los agrupaban como en el ejercito, en grupos de 10, 15 y hasta de 20. Dormían en galpones, todos los que no eran de la zona. En muchos casos mezclados hombres y mujeres. Propicio ambiente para amorios de temporada, para "sonidos" en la oscuridad. pero ya no busco en las estrellas y en los libros,
sino en las enseñanzas de mi sangre.
HESSE, Hermann
La gente era de diverso estrato social, y económico: Vagos, borrachos, migrantes, aventureros. El frío de las noches era menguado con fogatas. Se asumía como regla no llevar prendas de valor, ni pensar en una cómoda cama de dos plazas. Dormían en literas, agrupados de a 8.
Lo ameno, era poder compartir ideas con gente que quizá no volverías a ver. Cada personas con sus historias, cual si fueran libros cerrados. Los despertaban temprano, 6, 7 am. tijeras en mano a cortar racimos y llenar los cajones. Según la cantidad que recogías, te pagaban. La otra labor, era la de limpiar y categorizar. Finalmente la labor de encajonar/embalar. Terminaban labores a las 9, 10 pm. Algunos trabajaban en familia, la mujer, los hijos, juntos.
Los fines de semana, cobraban, todo según su esfuerzo, según los kilos de extracción. Muchos de ellos, despues de cobrar se iban a embriagar, a beber. Cada Domingo un rumbo distinto, salían de Chanaral con rumbo a La serena, Coquimbo, o la casa de alguno de los temporeros. Recuerdan mucho la Carnicería de Juanito. La Navidad que pasaron con ellos en ese ambiente de pueblo distinto al de ciudad. Quedó en sus mentes "bastante trabajo y sentir siempre el golpe del sol, y del viento".
Percibieron también la discriminación. A los extranjeros sin documentos (ilegales), les pagaban la mitad, a cambio de ocultarles.
¡Mierda!, hasta ahora me arrepiento de no haber ido a ese lugar, en su momento. Mi tiempo presente, es distinto al pasado, como el tiempo de cada uno de ustedes.
Antes se pudo, ahora no.
Hazlo, dicen, digo.
Hazlo mientras puedes hacerlo.
No te arrepientas de lo que hiciste,
arrepientete de lo que no hiciste
arrepientete de lo que no hiciste